martes, 22 de diciembre de 2009

Zapatos perdidos, recuerdos encontrados


El olor del desayuno recién hecho, inundaba toda la casa de invierno, a la que se habían mudado hace pocos días. El olor del pan recién horneado, el chocolate y el café caliente, junto con el calor de la chimenea le recordaban a aquella época en la que sus 6 años le servían de venda a todos los problemas.
Su pequeña hermana ya se había levantado. Aunque a veces apreciaba mucho su compañía, en ese instante , lo único que deseaba era estar solo con la compañía del periódico y su taza de café.
-Noa ¿has visto la caja con mis zapatos?
Por un momento quito la vista del periódico, para centrarse en ella. Había crecido mucho y ya no era su pequeña hermana. Los 16 años habían llegado muy deprisa. Ella se sentó en su sitio de siempre, de espaldas al ventanal de estilo victoriano. Justo enfrente suyo. Se sirvió chocolate, miraba con ansia la comida. Él no entendía con todo lo que comía ella, como podía tener esa figura. A la vez que engullía una gofre, se apartaba la perfecta melena rubia.
- Noa, baja de tus mundos. Y por lo menos haz que no me ignoras. Enserio, no encuentro ninguno de mis zapatos, he cogido unos de mamá y me estoy muriendo del dolor.
- No. ¿has mirado todas las cajas? Pues como comprenderás, no tengo rayos X para saber que hay en todas.
- Tu siempre tan simpático, hermanito.
- April, y tu siempre tan despistada. Luego me dices a mi que estoy en mi mundo.
La pequeña rubia, volvió a su desayuno. Tras el cese de la conversación Noa también se adentro de nuevo en el periódico.
- Noa ¿esa de la foto no es Gabrielle?
El corazón de Noa palpitaba muy rápido. No lo podía creer, los fantasmas de aquel verano aparecían tras mucho tiempo escondidos en sus recuerdos.

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